7ª JORNADA (sesión vespertina) ELLOS

Empezaron de día y acabaron de noche. Dos horas y diez minutos de partidazo.

Encuentro disputado casi en igualdad de condiciones: 

• el equipo A presentaba a su número uno, Augusto, recién llegado de la playa; su compañero y número dos, Pepe, descansado tras una apacible siesta.
• el equipo B desplegaba todo su arsenal: su número uno, Jose, también descansado disfrutando de su ámbito familiar; su compañero y número dos, Alfonso, recién llegado de la playa.

Bajo estas condiciones y cada pareja con la mayor esperanza y fe en sus posibilidades, comenzaron el encuentro en el que se irían sucediendo los puntos de constante espectacularidad. Cuando no sacaba Alfonso la bola, Augusto la recuperaba increíblemente. Cuando Jose no ponía en el rincón una bola dañina, Pepe respondía con un perfecto parbólico globo.

Es difícil describir con palabras lo que se vivió ayer en el Divalia Arena y, como ya pasara en la sesión matinal, para los presentes se quedará perenne el nivel de pádel y deportividad que embriagaba el ambiente. Así, concluyó el primer set con un engañoso 6-4 a favor de los "bes".

Pero lo estratosférico estaba por llegar. Sólo quedó ver cómo cualquiera de los jugadores se salía de la pista para devolver bolas que una y otra vez amenzaban el skyline divalí. Pero todo llegará, sólo falta romper la inercia de conformarse con dar por perdido el punto en cuanto la bola abandona la pista y convencerse de que las facultades de los jóvenes padelistas les permiten salir una y otra vez para devolverlas en pleno juego.

Pues eso, tan sólo diremos que el segundo set duró una hora para decidirse en la muerte súbita (7-6) en favor de los "aes".

Y como mencionamos en la entrada de la sesión matinal, creíamos que habíamos visto entonces la muerte más súbita de las súbitas. Pero no era así. La tarde, ya casi noche, nos aguardaba entre los cristales y asomando por las mallas. Allí nos acechaba la muerte del tó (pavernos matao, Rafa!!!). 

Un nuevo tie break, y más agónico que ningún otro se haya conocido hasta el momento en la historia de la urba divalesa, sirvió para decantar finalmente el partido hacia Augusto y Pepe, para desconsolación de Jose y Alfonso que veían así frenadas sus aspiraciones de comandar la clasificación por equipos.

Pero amigos, más importante que ganar (por muy competitivos que seamos) es reconocer que se ha hecho un gran partido. Que aunque los calores y las calenturas nos llevan en ocasiones a lamentar la existencia del mundo, en frío hemos de sentirnos orgullosos de que durante dos horas, miles de personas (los visitantes del blog que cubre el evento en riguroso semidirecto sobrepasan ya los dos mil!!!) hayan podido presenciar un pádel de altura y nivel nunca visto por estos lares.

Dejamos esta foto como imagen de lo sufrido en el partido. Augusto, después de haberlo dado todo (al igual que su compañero y rivales), quedó así. Pero boca arriba!!!

Cerraba la maratoniana jornada el partido que enfrentaba al equipo B representado por Alfonso (que hacía doblete) y Óscar, contra los "des" Cristóbal y Javier (otros que hacían doblete pero respecto de la sesión matinal).

La larga duración del partido anterior obligó a que la organización decidiera que los sets partieran de un hipotético 2-2. Esta medida, muy común en el circuito padelístico, tomada bajo el asesoramiento del afamado juez-árbitro Valeriano Nogales (Valenry), no fue suficiente para que el partido concluyera. 

A las once y cuarto de la noche las torres de iluminación se apagan sí o también, y eso sucedió cuando se estaba disputando el tie break que resolvía el segundo set, después de que Alfonso y Óscar se llevaran el primero por un contundente 6-2.

Ante la situación, de común acuerdo entre jugadores, se ha decidido reemprender el partido hoy lunes, alrededor de las 19:30 (entre dos de los tres encuentros programados para la 8ª jornada). En la crónica de mañana podremos dar el resultado final. 

Por cierto, obviamente, en las clasificaciones provisionales publicadas en la entrada correspondiente no se registra este partido, ni a nivel de equipo ni individual.

Para finalizar esta larguísima jornada, queremos dejar un testimonio bien visible de una de las razones que justifican cualquier esfuerzo.

Entre juego y juego, los niños y niñas de la urba van interiorizando el pádel, la fiesta que conlleva, lo sano de este deporte...  Unos corren tras las bolas, otros intentan acostumbrarse al peso de la pala de su papi; también están los que colaboran en que el público pueda ver cómodamente las evoluciones en la pista; y quienes observan para participar en breve. 

¿No merece esto cualquier esfuerzo?